miércoles, 18 de noviembre de 2015

∞ GILDA MENDOZA ∞

LA DROGADICCION


La drogadicción es una enfermedad producida por el consumo compulsivo de cualquier sustancia que produzca dependencia afectando al sistema nervioso central; lo cual produce alteraciones en el funcionamiento corporal, el comportamiento, la percepción sensorial, el juicio y las emociones.

Los efectos de las drogas dependen del tipo de droga y de la cantidad y frecuencia con la que se consume. Existen ciertas drogas legales, como el tabaco o el alcohol, y otras ilegales, como la marihuana, la cocaína, la heroína, etc. Sin embargo, todas se caracterizan comúnmente porque al ingerirlas (pueden ser inyectadas, tragadas o fumadas) son transferidas hasta el cerebro por la sangre provocando así un malfuncionamiento. Algunas pueden provocar excitación, euforia, alucinaciones, mientras que, otras pueden relajar o distorsionar la realidad.

El consumo de drogas no sólo conlleva riesgos en la salud de una persona, sino que también afecta su personalidad. Actualmente, cada vez son más los jóvenes que recurren a las drogas como método para "disfrutar más la vida" debido a los efectos descontrolados que éstas provocan. El problema está en que, si bien comienza siendo un consumo voluntario, luego de una exposición prolongada de la función cerebral a la droga, la persona pierde la habilidad de decisión. Así es como el consumo de la droga se vuelve compulsivo.

La drogadicción, drogodependencia o también llamada dependencia a sustancias psicoactivas es la imperiosa necesidad que una persona tiene por consumir bebidas con contenido alcohólico u otra clase de drogas (marihuana, cocaína, inhalantes, tranquilizantes, alucinógenos, etc.).
Chico drogándose
Esta necesidad no desaparece a pesar de que la persona consumidora o usuaria sufra las consecuencias negativas producidas al momento de consumirlas o después de dejar de usarlas. Por norma general, se trata más de una necesidad psicológica que física.
En nuestro país es un problema que va en aumento cada día, involucrando a menores de edad y a más mujeres de las que uno pueda imaginarse. Se dice que de 10 a 15 de cada 100 mexicanos tienen problemas con su manera de beber, o debido a su consumo de drogas ilegales o de prescripción médica obtenidas por algún método inadecuado. También se dice que de esos 10 ó 15 de cada 100 Mexicanos, al menos 2 ó 3 son mujeres. Claro está que no estamos hablando de todos los Mexicanos sino solamente de aquellos que están comprendidos en el rango de los 14 a los 60 años de edad, es decir las edades más productivas en la vida de cualquier persona.
La adicción al alcohol y a las drogas es : una enfermedad primaria, progresiva y mortal.
Y esto ¿qué significa realmente? Vamos a analizar por partes este novedoso concepto.

Primaria

Muchas personas piensan que la adicción a las drogas aparece después o es consecuencia de algún problema como lo es alguna enfermedad mental, un “trauma” sufrido durante la niñez o cosas similares. Si así fuera diríamos entonces que es una enfermedad “secundaria”, esto es, que es una consecuencia directa de otro problema mental o emocional, o sea que primero apareció el problema mental y después, como resultado, vino la adicción a las drogas. Esta es una idea algo anacrónica y no completamente cierta. La ciencia contemporánea ya corrigió este punto de vista. La realidad es que la adicción al alcohol o a las drogas puede padecerla cualquier persona, tenga o no tenga enfermedad mental alguna, y debe ser tratada primeramente, esto es: antes que cualquier otro problema mental o emocional y esto quiere decir sencillamente que la persona tiene que aceptar que está enfermo (a) y que debe abstenerse de seguir consumiendo drogas o alcohol, además de pedir ayuda a los expertos en la materia. 

∞ GILDA MENDOZA ∞

LA DROGADICCION

Muchas personas no comprenden cómo o por qué algunos se vuelven adictos a las drogas. A menudo se asume de manera equivocada que los toxicómanos no tienen principios morales o suficiente voluntad y que ellos podrían dejar de consumir drogas si sólo estuvieran dispuestos a cambiar su comportamiento. En realidad, la drogadicción es una enfermedad compleja y el dejar de consumir drogas no se da con la simple intención o la firme decisión de hacerlo. De hecho, debido a que las drogas cambian al cerebro de tal manera que fomentan su abuso compulsivo, dejar de consumirlas es difícil, aun para aquellos que están dispuestos a hacerlo. Gracias a los avances científicos, ahora sabemos con mucha más exactitud cómo las drogas trabajan en el cerebro y también sabemos que la drogadicción sí se puede tratar exitosamente, ayudando así a que el toxicómano deje de consumir drogas y vuelva a tener una vida productiva.


El abuso de drogas y la drogadicción tienen consecuencias negativas tanto para las personas como para la sociedad. Según algunos cálculos, el costo total del abuso de sustancias en los Estados Unidos, incluyendo los costos relacionados con la pérdida de productividad, la salud y el crimen, excede los 600 mil millones de dólares anuales. Esta cifra incluye aproximadamente $193 mil millones por drogas ilícitas,1 $193 mil millones por tabaco2 y $235 mil millones por alcohol3. A pesar de lo abrumadoras que son estas cifras, no logran ilustrar cabalmente el verdadero impacto destructivo que implican el abuso de drogas y la drogadicción sobre la salud y seguridad pública, lo cual incluye la desintegración de la familia, la pérdida del empleo, el fracaso en la escuela, la violencia doméstica y el abuso infantil.

¿Qué es la drogadicción?

La adicción es una enfermedad crónica del cerebro, a menudo con recaídas, caracterizada por la búsqueda y el consumo compulsivo de drogas a pesar de las consecuencias nocivas para la persona adicta y para los que le rodean. Si bien es cierto que en el caso de la mayoría de personas la decisión inicial de tomar drogas es voluntaria, con el tiempo los cambios que ocurren en el cerebro de las personas adictas pueden afectar el autocontrol y obstaculizar su habilidad de resistir los impulsos intensos de consumir drogas.
Por fortuna, hay tratamientos que ayudan a contrarrestar los fuertes efectos perjudiciales de la adicción. Las investigaciones demuestran que el mejor método de asegurar el éxito para la mayoría de los pacientes es una combinación de la terapia conductual con medicamentos para tratar la adicción. Se puede lograr una recuperación sostenida y una vida sin abuso de drogas usando enfoques diseñados para tratar el patrón de abuso de drogas específico de cada paciente conjuntamente con cualquier problema médico, psiquiátrico o social concurrente.
Al igual que muchas otras enfermedades crónicas con recaídas, como la diabetes, el asma o las enfermedades del corazón, la droga dicción puede tratarse exitosamente. Sin embargo, al igual que otras enfermedades crónicas, también es común que haya recaídas y que el drogadicto retorne al consumo de drogas. Estas recaídas, sin embargo, no significan que el tratamiento ha fracasado. Más bien son una señal de que se debe reinstaurar o ajustar el tratamiento o de que es necesario un tratamiento alternativo para que la persona recobre el control y pueda recuperarse.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

∞ GILDA MENDOZA ∞

LA DROGA DICCION

La droga dicción es una enfermedad que consiste en la dependencia de sustancias que afectan el sistema nervioso central y las funciones cerebrales, produciendo alteraciones en el comportamiento, la percepción, el juicio y las emociones. Los efectos de las drogas son diversos, dependiendo del tipo de droga y la cantidad o frecuencia con la que se consume. Pueden producir alucinaciones, intensificar o entorpecer los sentidos, provocar sensaciones de euforia o desesperación. Algunas drogas pueden incluso llevar a la locura o la muerte.


La dependencia producida por las drogas puede ser de dos tipos:- Dependencia física: El organismo se vuelve necesitado de las drogas, tal es así que cuando se interrumpe el consumo sobrevienen fuertes trastornos fisiológicos, lo que se conoce como síndrome de abstinencia.
- Dependencia psíquica: Es el estado de euforia que se siente cuando se consume droga, y que lleva a buscar nuevamente el consumo para evitar el malestar u obtener placer. El individuo siente una imperiosa necesidad de consumir droga, y experimenta un desplome emocional cuando no la consigue.
Algunas drogas producen tolerancia, que lleva al drogadicto a consumir mayor cantidad de droga cada vez, puesto que el organismo se adapta al consumo y necesita una mayor cantidad de sustancia para conseguir el mismo efecto.
La dependencia, psíquica o física, producida por las drogas puede llegar a ser muy fuerte, esclavizando la voluntad y desplazando otras necesidades básicas, como comer o dormir. La necesidad de droga es más fuerte. La persona pierde todo concepto de moralidad y hace cosas que, de no estar bajo el influjo de la droga, no haría, como mentir, robar, prostituirse e incluso matar. La droga se convierte en el centro de la vida del drogadicto, llegando a afectarla en todos los aspectos: en el trabajo, en las relaciones familiares e interpersonales, en los estudios, etc.

LAS DROGAS EN NUESTRO TIEMPO

El debate sobre la droga sigue estando en boga, aunque siga estando enfocado de manera errónea, condenando fundamentalmente a una capa de la sociedad, ya de por sí estigmatizada: la adolescencia. De esta manera, se presenta el debate en torno a la adolescencia y la droga, y cómo prevenir esos efectos devastadores que, dicen algunos/as pseudoexpertos/as, pueden incluso llevar al desarrollo de enfermedades mentales como la psicosis. Las políticas destinadas a la “guerra contra las drogas” ya sean reduccionistas de daños o prohibicionistas, se dirigen hacia una población muy concreta, los/las adolescentes, que parecen ser las únicas personas afectadas por este problema. En este sentido, el debate sobre las drogas se convierte así en un debate sobre el control social de una capa de la población que parece haber perdido el rumbo. Lo que más llama la atención es que dicho problema y dicha población parecen vivir en un limbo social pues ningún debate incluye toda la estructura social, política y económica que rodea a tal “supuesto” fenómeno. Parece que la adolescencia por sí solo, crea este problema, también aislado de toda la infraestructura requerida para extraer y proveer dichas sustancias ilegales denominadas drogas.

Pocos son los autores e investigadores que osan enraizar el problema de la droga en su contexto social, económico y político, pues ello significaría poner en tela de juicio a todo el entramado social, incluida la propia acepción diagnóstica del término droga, además de todo el sistema de valores que nuestra sociedad occidental postmoderna promueve. Valores que fácilmente podrían ser incluidos dentro del diagnóstico de psicopatías y trastorno de personalidad antisocial y límite pues la otredad, es decir, la herida narcisista está en el núcleo de la occidentalidad. 

ABRE LOS OJOS ESTAS A TIEMPO AUN ?


jueves, 29 de octubre de 2015

∞ GILDA MENDOZA ∞

LA DROGA DICCION

La droga dicción es una enfermedad que consiste en la dependencia de sustancias que afectan el sistema nervioso central y las funciones cerebrales, produciendo alteraciones en el comportamiento, la percepción, el juicio y las emociones. Los efectos de las drogas son diversos, dependiendo del tipo de droga y la cantidad o frecuencia con la que se consume. Pueden producir alucinaciones, intensificar o entorpecer los sentidos, provocar sensaciones de euforia o desesperación. Algunas drogas pueden incluso llevar a la locura o la muerte.


La dependencia producida por las drogas puede ser de dos tipos:- Dependencia física: El organismo se vuelve necesitado de las drogas, tal es así que cuando se interrumpe el consumo sobrevienen fuertes trastornos fisiológicos, lo que se conoce como síndrome de abstinencia.
- Dependencia psíquica: Es el estado de euforia que se siente cuando se consume droga, y que lleva a buscar nuevamente el consumo para evitar el malestar u obtener placer. El individuo siente una imperiosa necesidad de consumir droga, y experimenta un desplome emocional cuando no la consigue.
Algunas drogas producen tolerancia, que lleva al drogadicto a consumir mayor cantidad de droga cada vez, puesto que el organismo se adapta al consumo y necesita una mayor cantidad de sustancia para conseguir el mismo efecto.
La dependencia, psíquica o física, producida por las drogas puede llegar a ser muy fuerte, esclavizando la voluntad y desplazando otras necesidades básicas, como comer o dormir. La necesidad de droga es más fuerte. La persona pierde todo concepto de moralidad y hace cosas que, de no estar bajo el influjo de la droga, no haría, como mentir, robar, prostituirse e incluso matar. La droga se convierte en el centro de la vida del drogadicto, llegando a afectarla en todos los aspectos: en el trabajo, en las relaciones familiares e interpersonales, en los estudios, etc.

LAS DROGAS EN NUESTRO TIEMPO

El debate sobre la droga sigue estando en boga, aunque siga estando enfocado de manera errónea, condenando fundamentalmente a una capa de la sociedad, ya de por sí estigmatizada: la adolescencia. De esta manera, se presenta el debate en torno a la adolescencia y la droga, y cómo prevenir esos efectos devastadores que, dicen algunos/as pseudoexpertos/as, pueden incluso llevar al desarrollo de enfermedades mentales como la psicosis. Las políticas destinadas a la “guerra contra las drogas” ya sean reduccionistas de daños o prohibicionistas, se dirigen hacia una población muy concreta, los/las adolescentes, que parecen ser las únicas personas afectadas por este problema. En este sentido, el debate sobre las drogas se convierte así en un debate sobre el control social de una capa de la población que parece haber perdido el rumbo. Lo que más llama la atención es que dicho problema y dicha población parecen vivir en un limbo social pues ningún debate incluye toda la estructura social, política y económica que rodea a tal “supuesto” fenómeno. Parece que la adolescencia por sí solo, crea este problema, también aislado de toda la infraestructura requerida para extraer y proveer dichas sustancias ilegales denominadas drogas.

Pocos son los autores e investigadores que osan enraizar el problema de la droga en su contexto social, económico y político, pues ello significaría poner en tela de juicio a todo el entramado social, incluida la propia acepción diagnóstica del término droga, además de todo el sistema de valores que nuestra sociedad occidental postmoderna promueve. Valores que fácilmente podrían ser incluidos dentro del diagnóstico de psicopatías y trastorno de personalidad antisocial y límite pues la otredad, es decir, la herida narcisista está en el núcleo de la occidentalidad. 

ABRE LOS OJOS ESTAS A TIEMPO AUN ?